"Muerte" y "agonía". Las oscuras palabras del Papa y del arzobispo Forte rompen un tabú: horas de ansiedad


El Papa todavía tiene un pronóstico reservado. El boletín de anoche informaba de una ligera mejoría, pero en realidad la situación sigue siendo crítica. Y lo atestiguan las palabras de Monseñor Bruno Forte , uno de los prelados más cercanos al Papa, y de quien ha editado su última encíclica. Y en las palabras del arzobispo por primera vez, en una entrevista al Corriere, aparece la palabra “muerte”: “Veréis, todos rezamos y esperamos que Francisco se recupere con salud. Yo mismo, en mi diócesis de Chieti-Vasto, he invitado a recitar una oración que entre otras cosas dice: “Custodiadlo con vuestro amor y dadle salud y fuerza para seguir llevando adelante su ministerio de caridad, de verdad, de justicia y de paz”.
Es natural que ésta sea la invocación de los fieles. Pero podría haber algo más en todo esto. Sería bueno si esta fuera una oportunidad para hablar sobre la muerte en términos más tranquilos. Para mostrar lo que significa para los cristianos, para los creyentes , precisamente mirando el testimonio del Papa". Y también: "Es natural que él desee mejorar y poder continuar su servicio, su impulso evangélico, la tarea que Dios le ha confiado. Todos esperamos que así sea. Pero no hay duda de que en estos momentos nos ponemos totalmente en manos del Señor, sabiendo que el plan de Dios, sea cual sea, nos precede. “Es esta serenidad suya, su confianza total, lo que es ejemplar”.
Finalmente añade: “Cuando se arma tanto revuelo sobre las hipótesis del cónclave, de la sucesión, se olvida el aspecto más importante: un hombre que está ante los ojos del mundo y nos está dando el testimonio de cómo un creyente afronta la enfermedad, consciente de que puede afrontar también el final de la vida, y vive todo esto con abandono, serenidad y confianza en Dios. Porque la muerte, para un hombre de fe, es un paso. Nada se interrumpe. Allí hay una puerta. Con la muerte se lucha, en griego agonía significa precisamente esto: luchar. Sin embargo, en una visión de fe, más allá de la muerte no hay nada. No es el final, es la acogida de Dios y su juicio de amor”.
liberoquotidiano